En la siguiente conferencia Dan Ariely, experto en comportamiento de la Universidad de Duke, hace un repaso de las causas reales de nuestros hábitos y apunta formas de llegar a cambiarlos.

Las recomendacions poco tienen que ver con informarse más, comprender los riesgos o buscar más remedios. A partir del minuto 25. No se lo pierdan.

Dan Ariely: A healthy lifestyle as a lifesaving medicine? – Joep Lange instituut from De Balie on Vimeo.

 

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La medicina del estilo de vida necesita intervenciones sobre el comportamiento

Primavera: tiempo para el cambio

La primavera empieza con grandes esperanzas y promesas. Muchos, además, se acuerdan de los buenos propósitos (o no tan buenos) que se hicieron al comenzar el año. Pero nunca cumplieron.

La tendencia es justificarlo con todo tipo de excusas relativas al tiempo, las circunstancias y la poca motivación. La motivación. Ese santo grial de nuestros tiempos que muchos gurús y sanadores milagrosos nos prometen con una nueva píldora, un batido detoxificante lleno de proteínas o ese método mágico «que los grandes y malos no quieren que sepas» pero que ahora te descubren previo pago de una buena cantidad. Sin hablar ya de los que prometen magia con ciencia. Cuerpos de película en 48 dias.

Sin embargo, la ciencia. La que comprueba, contrasta resultados y hace experimentos comparando los que siguen un sistema y los que no. Esa ciencia, nos dice que la motivación es imposible mantenerla alta durante mucho tiempo seguido. Y que la fuerza de voluntad es muy poderosa, sí, pero finita. Mejor reservar esa energía para cuidar de nuestros hijos y de nosotros mismos.

Entonces, ¿cómo conseguir ese cuerpo que nos haga sentir seguros en verano?

La respuesta es: creando los hábitos de poco a poco, sin darnos cuenta, de forma fácil, sin tener que auto motivarnos o pagar grandes sumas a quien nos motive.

¿Es eso posible? SI. Se trata de una habilidad más que se puede aprender. Sin magias, recetas secretas o productos salvadores.

¿Es inmediato? En una semana plantas la semilla y empieza a crecer. A partir de ahí tu esfuerzo y la esperanza y la alegría que sientes por ser capaz de cambiar las cosas, hacen el resto. El hábito que has creado se convierte en automático con cada día que pasa y lo practicas. Y cada vez depende menos de tu motivación y fuerza de voluntad.

Pero los cambios en la naturaleza y el cuerpo humano no son rápidos. Más bien no son visible tan rápidos como nos gustaría. Si quieres perder más de 5kg de aquí a julio, no lo lograrás. Bueno, puedes hacer una dieta salvaje pasando hambre o comiendo jugos de ratas disimuladas. Bajarás eso y más, pero el octubre tendrás al menos 8 kg añadidos, si no más. Y lo sabes.

Lo mismo si quieres lucir tono y musculitos. O si necesitas bajar peso, ser más activo, dormir mejor, controlar tu tensión emocional, tus accesos de cólera etc etc… Antes del verano no tendrás tu árbol de la vida en pleno esplendor. Pero sí un magnífico brote que el año que viene será un árbol joven, pero fuerte y sano. Tu árbol. El que siempre quisiste.

Ese árbol que aguanta el ritmo que necesitas en este momento de tu vida. Que ta energía, capacidad de pensamiento, paz, resistencia y que te hace ser mejor persona, mejor padre o madre, mejor hijo, mejor empleado. Como siempre has soñado.

Es posible. Solo hay que aprender conscientemente a hacer que las cosas funcionen a tu favor. Hasta ahora lo has hecho inconscientemente (guiado por falsas promesas de felicidad y recompensa inmediata). Es el momento de desandar ese camino y ganar tu vida.

¡Celébralo! Emocinarte es parte esencial para asentar el hábito que cambiará tu vida.

El mundo necesita una buena dosis de medicina del estilo de vida

evolucion niño a obeso«It is time for our healthcare systems, like the NHS, to incorporate this lifestyle medicine. Not only is it cheap, but it also comes without side effects. Good health does not come out of a medicine bottle»

Estas palabras fueron publicadas no hace mucho en The Telegraph por Aseem Malhotra, un cardiólogo eminente del National Health Service británico. Es para felicitarse que cada vez más colegas de las especialidades tradicionalmente intervencionistas, estén llegando a la conclusión de que tratar las causas de la enfermedad y ayudar a la gente a ayudarse a si mismos, es la medicina más potente que conocemos.

Malhotra hace referencia en su artículo a los grandes intereses que hay en los sistemas sanitarios para mantener industrias que basan sus argumentos en investigaciones erróneas o falsas. Hay demasiada gente viviendo ( y muy bien) de comercializar remedios que solucionan los desequilibrios provocados en las últimas décadas por las  guías dietéticas aprobadas por los Gobiernos. Soluciones farmacológicas que convierten al paciente en espectador de sí mismo y que cuestan al sistema miles de millones en el tratamiento de sus efectos adversos.

Sabemos que una alimentación variada y en cantidad sensata combinada con actividad física moderada y una vida capaz de contrarrestar el estrés, son la fórmula para revertir el proceso de cronicidad en el que cada día, de forma desbordante, entran cientos de miles de personas en Occidente.

En la pequeña villa italiana de Pioppi lo saben bien y no dejan de aplicarse buenas dosis de la medicina más potente que existe: la del estilo de vida.

Llevo años estudiando la forma de ayudar a las personas a cambiar su actitud y sus hábitos y ser capaces de vivir una vida buena. Vivimos un momento especial en el que se están cruzando la medicina, la economía, la psicología y las nuevas tecnologías, en un conjuro a favor de la gente.

Como profesional, he decidido emprender el camino de divulgar la verdad sobre la adquisición y mantenimiento de la salud y de contribuir a la investigación y la fijación de estándares en la implementación de las técnicas que permitan conseguir el cambio de comportamiento, sobre todo entre los que más lo necesitan.

Por ello, quiero celebrar desde esta tribuna el reconocimiento y apoyo que la European Lifestyle Organization (ELMO) me ha querido conceder, nombrándome su representante y dirigente de la asociación en España.

 

 

Sistemas sanitarios que confunden valor y precio

Los fármacos justifican su precio por el valor en términos de eficacia y seguridad que aportan. Una eficacia y seguridad que demuestran a través de un complejo e intrincado camino regulatorio. Un protocolo de estudios y de presentación de resultados cuyo objetivo es obtener la aprobación de las autoridades reguladoras y, como fin último, obtener un precio por el producto.

Sin embargo, muchas veces fallan en seguir demostrando este valor cuando el fármaco está accesible en las farmacias. Las noticias se hacen eco de ello en numerosas ocasiones.  El fallo no es del fármaco, sino del sistema sanitario, que confunde valor y precio.

Los médicos no son conscientes en muchas ocasiones del impacto que supone en la vida de sus pacientes determinadas prescripciones. No se trata sólo de tomarse una píldora o ponerse una inyección, si no de reconocerse como enfermos -crónicos, de por vida- y en ajustar su forma de vida a la situación.

El sistema no está preparado para abordar este aspecto del proceso de recuperación del bienestar. Entre otras cosas porque se basa en los principios de información y autoridad para confiar en que las personas sean capaces de hacer los cambios necesarios. Y nada más lejos de la realidad: el nivel de incumplimiento con el tratamiento en España es casi del 50% en todas las categorías de medicamentos y las cifras del sedentarismo y mala alimentación superan las tres cuartas partes de la población, también entre los enfermos.

Por ejemplo, casi el 30% de los infartados sigue fumando un año después del primer episodio. Y ¿cuál es el resultado?: casi el 70% de las personas que han sufrido un infarto de miocardio vuelven a la unidad coronaria durante el primer año tras el episodio.

El sistema sanitario debe hacer un esfuerzo por abordar este problema. El paciente necesita ser entrenado (que no educado tan sólo) en desenvolverse con su nueva situación. Los médicos deben aprender a tener una perspectiva más holística de sus pacientes.

¿Y la industria farmacéutica? En cualquier sector, si los productos no son bien utilizados por la mitad de los consumidores, se impone de inmediato un servicio post venta que les ayude a sacar el máximo rendimiento. Y en este contexto y mercado empieza a ser una exigencia del gran cliente pagador: el sistema sanitario.

Para ello, existen programas de apoyo a pacientes que tratan de potenciar al médico y al sistema en su capacidad de entrenar a las personas para adquirir la competencia, habilidad y motivación que necesitan. Son programas que se basan en el cambio de comportamiento para adquirir un estilo de vida más saludable y adherirse mejor a las pautas de tratamiento, eliminando miedos y creencias sobre su uso.

Se trata de programas innovadores que, como explica bien el último informe de Accenture sobre la industria, hacen que las compañías biofarmacéuticas que se centran en aportar resultados en salud para el paciente, destacan su rendimiento en bolsa sobre todas las demás»

Las razones son variadas: más ventas por mayor adherencia, producto de elección por apoyar al paciente y a su médico, demostración de resultados en salud, mayor reputación en el mercado, factores todos ellos claves en los mercados corporativos actuales.

Abordar el comportamiento es una de las claves para lograr que los sistemas dejen de confundir valor y precio. Y los intentos de solventarlo con tecnología internet que sólo sigue el mismo esquema de información + recuerdos, no sirven para ello. La información no mueve a las personas. El recordatorio solo sirve si es relevante para ellas.

Para lograr cambios se necesita comprender el universo personal, obtener las claves de conducta y construir desde ahí un plan personal para el cambio. Parece costoso, pero es más sencillo de lo que parece. Tan sólo que no se ha tenido en cuenta por las inercias de los sistemas sanitarios.

En Atlantis Healhcare somos especialistas en ello. Puedes consultar nuestra forma de trabajar y la evidencia en que nos basamos para llevar más de 15 años abordando con éxito el cambio de comportamiento en salud en más de 50 áreas terapéuticas alcanzado a millones de personas en los cinco continentes.

La falacia de las apps de salud

  • En las tiendas de aplicaciones (apps) de las dos plataformas dominantes, IOS y Android hay más de cien mil app1142543
    s dedicadas a la salud y dirigidas a usuarios o a profesionales (un tercio aprox.)
  • Cerca de la mitad (el 48%) sólo se usa cuatro veces
  • La mayoría carece de un buen diseño de experiencia de usuario, finalidad clara o contenidos relevantes
  • Muy pocas están integradas en los sistemas de datos sanitarios
  • En general se perciben como poco eficaces

Ante esos  hechos, en España no dejamos de asistir a declaraciones, informes, workshops y eventos varios triunfales en los que se nos declara «potencia mundial en apps de salud» , «cuarto mejor país de Europa para emprender en salud móvil» , «la mhealth augura el mayor crecimiento en apps», etc etc… No son falsos, ni tampoco una exageración.

El interés de usuarios y profesionales por digitalizar los cuidados de la salud es patente. Y las cifras de crecimiento de este mercado así lo atestiguan.

Sin embargo, solo hace falta ir a un centro de salud o una consulta de cualquier médico para constatar que la realidad cotidiana está bastante lejos de eso uso del internet móvil para gestionar la salud.

De las más de 40.000 apps en salud en el App Store casi el 80% tiene como objetivo el consumidor final. En su mayoría la temática versa sobre bienestar (wellness). Solo una mínima parte del grueso son realmente apps que evalúan adherencia terapéutica, que abordan enfermedades crónicas, monitorizan perfiles de glucemia o sirven para la consulta del profesional.

En cuanto a los profesionales, las encuestas de Global Mobile Health Market Report revelan que el 63% de los profesionales usarían apps para consultar la historia clínica electrónica, un 56% para consultar informes de laboratorios, un 46% para acceder a datos de imagen médica y un 34% para acceder a bases de datos sobre medicamentos.

Todo este crecimiento y euforia desmesurada (e interesada)  a lo sumo consigue posicionar el fenómeno del empoderamiento de las personas respecto a su salud, nuevamente en el plano de «paciente» y pretende seguir con el viejo modelo de pago por acto médico, dejando de lado la calidad de vida conseguida y el resultado en salud (el valor de la medicina) . Se prescriben apps como se prescriben medicamentos y se abandonan casi en el mismo porcentaje que éstos antes de un año. ¿es casualidad?

Desde mi punto de vista hay dos grandes realidades que se obvian:

1) Los contenidos y objetivos no son relevantes para la mayoría de personas que buscan mejorar sus niveles de bienestar y salud. Basta con atender los informes sobre las apps de salud más descargadas para ver que la mayoría de personas lo que buscan es mejorar su actividad diaria, su alimentación y controlar mejor los acontecimientos. Otro asunto es que estén diseñadas bajo principios del comportamiento que ayuden a la gente a tomar decisiones favorables a su bienestar

Pero…¿Sirve mejorar tu estilo de vida para controlar la enfermedad crónica? Si atendemos a los últimos informes y recomendaciones, parece que sí. Luego es tarea de los médicos trasladar ese avance de las personas en sus niveles de autonomía personal, física y emocional, en datos objetivos y mensurables para el quehacer diagnóstico-terapéutico. Pero claro, les arrebatamos el poder de prescripción…

2) El sistema sanitario, público o privado, necesita cambiar sus presupuestos básicos. Sin una orientación hacia la atención primaria y la promoción de la salud, ninguna app sobre introducción de datos para seguimiento y monitorización del especialista va a conseguir la implicación de la persona. A menos que se instauren medidas de premio o castigo para incentivar su uso, como ya se auguran en algunos sistemas.

Además, mientras el médico tenga como único incentivo el que su paciente deje de ir a verle porque gana en autonomía y capacidad, el profesional al uso no va a colaborar mucho. En el ámbito privado, porque sus emolumentos dependen del pago por acto y sus sistemas de información no están preparados para integrar este nuevo aspecto de participación de la persona en su recuperación. En el público, porque no disponen de integración real de los sistemas de información y todo el sistema pivota en torno al uso y frecuentación para disponer de presupuesto económico (una versión más sofisticada del pago por acto médico.

Si éstas dos realidades se atienden de la forma adecuada, la revolución de dispositivos de cuantificación y el desarrollo del internet of things auguran un cambio de paradigma, para pasar a disponer sistemas que favorezcan la generación de salud y no solo el cuidado de la enfermedad.

Mientras tanto, los oportunistas seguirán generando ruido que solo nos aleja, un poco más cada vez, de estar entre los líderes mundiales en este cambio de modelo.